El desarrollo renal en gatos prematuros es especialmente vulnerable a los desequilibrios metabólicos asociados al sobrepeso moderado. Investigaciones recientes muestran que un incremento de solo un 10 % en el peso corporal puede provocar hiperfiltración glomerular y daño tubular precoz. Estas alteraciones, aunque inicialmente subclínicas, aumentan el riesgo de insuficiencia renal crónica en la edad adulta. Comprender cómo el exceso de masa grasa afecta la maduración nefronal es esencial para establecer pautas dietéticas específicas que favorezcan un crecimiento saludable sin comprometer la función renal.
Vulnerabilidad renal en gatos con desarrollo prematuro

El desarrollo renal en los gatos prematuros es un proceso altamente sensible, y cualquier alteración durante la maduración embrionaria puede comprometer la funcionalidad de los riñones en etapas posteriores. En el estudio documentado por Ferreira et al. (2022) en la revista Acta Scientiae Veterinariae, se describe el caso de un gatito de dos meses con agenesia renal unilateral, cuyos niveles de urea sérica alcanzaron 312 mg/dL y creatinina 3,5 mg/dL, indicadores de una disfunción renal severa a edad muy temprana.
Según los autores, “la agenesia renal unilateral puede conducir a disfunción del riñón remanente cuando hay una carga funcional aumentada”, lo que demuestra que incluso un solo riñón aparentemente sano puede verse comprometido ante situaciones de sobreesfuerzo metabólico. Este fenómeno es especialmente relevante en gatitos nacidos con bajo peso o desarrollo prematuro, donde la cantidad de nefronas funcionales suele ser reducida desde el nacimiento.
La literatura veterinaria ha señalado que la inmadurez tubular en felinos jóvenes limita la capacidad de excretar electrolitos y mantener un equilibrio hídrico estable, lo que incrementa el riesgo de lesión renal aguda o crónica ante dietas hiperproteicas o deshidratación leve. En este sentido, el caso clínico presentado por Ferreira y su equipo subraya la importancia de un seguimiento temprano de la función renal y de la implementación de protocolos nutricionales adaptados en gatos prematuros o con historial de alteraciones congénitas.
Madurez incompleta de los nefrones y su sensibilidad al aumento de grasa corporal
En los gatos prematuros, la nefrógenesis puede no concluir completamente, dejando un número reducido de nefronas al nacer. Un estudio en felinos estimó una media de ≈ 186 000 glomérulos por riñón en adultos normales. Esta reducción funcional aumenta la carga hemodinámica por nefrona restante, situación que se agrava con el aumento del tejido adiposo.
En las personas nacidas prematuras, se ha observado que una menor dotación nefrogénica se asocia a hipertensión, hiperfiltración y mayor riesgo de enfermedad renal crónica.
En gatos, aunque no hay estudios específicos, la inmadurez tubular y el ingreso metabólico asociado al sobrepeso pueden provocar “lipidosis proximal”, hipoxia peritubular y aceleración del daño renal. Por tanto, el sobrepeso moderado en gatitos prematuros se convierte en un factor de estrés renal adicional, comprometiendo la función filtradora, incrementando la proteinuria y acortando la reserva renal funcional. El monitoreo temprano y la prevención del aumento adiposo son clave para preservar la salud renal futura.
Cómo el metabolismo lento del gato prematuro amplifica el impacto del sobrepeso

En los gatos nacidos prematuramente, el metabolismo suele desarrollarse de forma más lenta, lo que afecta tanto a la tasa basal como al consumo energético celular.
Esta ralentización reduce la eficiencia del transporte mitocondrial y limita la capacidad de oxidar ácidos grasos. Según observaciones de Ferreira et al. (2022) (Acta Scientiae Veterinariae 50), los individuos con desarrollo renal incompleto presentan alteraciones estructurales que disminuyen la perfusión y filtración glomerular desde etapas tempranas.
Cuando estos gatos ganan peso, el tejido adiposo libera adipocinas proinflamatorias como la leptina y el TNF-α que incrementan el estrés oxidativo renal. Al mismo tiempo, el metabolismo lento dificulta la eliminación de productos nitrogenados, aumentando la uremia y la hiperfiltración compensatoria.
Esta combinación produce un círculo vicioso: la grasa corporal amplifica el daño tubular, acelera la fibrosis intersticial y reduce la reserva funcional del riñón.
Por tanto, en gatos con metabolismo inmaduro, incluso un sobrepeso moderado actúa como un factor de progresión renal, subrayando la necesidad de control nutricional estricto y monitorización temprana.
Razones por las que el exceso de peso afecta la función renal en los gatos
El exceso de peso en los gatos representa uno de los principales factores de riesgo para el deterioro progresivo de la función renal, especialmente en animales jóvenes o con desarrollo renal incompleto. El aumento de tejido adiposo no solo altera el equilibrio metabólico, sino que también desencadena una serie de mecanismos patológicos interrelacionados.
- Estrés oxidativo y daño glomerular: la grasa corporal excesiva libera citoquinas inflamatorias, como interleucina-6 y TNF-α, que elevan el estrés oxidativo y dañan las membranas glomerulares responsables de la filtración.
- Hiperfiltración compensatoria: los riñones deben trabajar más para eliminar desechos metabólicos, generando una sobrecarga que acelera la pérdida de nefronas funcionales.
- Resistencia a la insulina: los gatos obesos suelen presentar alteraciones en la glucemia que modifican la perfusión renal y favorecen la proteinuria.
- Depósito de lípidos renales: estudios de Brown et al. (Chronic Kidney Disease in Aged Cats, 2016) demostraron que la acumulación de triglicéridos en las células renales induce microinflamación y fibrosis.
- Reducción del flujo sanguíneo renal: el exceso de grasa abdominal comprime vasos renales, limitando la oxigenación y la eliminación de toxinas.
En conjunto, estos procesos convierten el sobrepeso en un detonante silencioso de insuficiencia renal crónica en gatos, incluso cuando el daño inicial pasa inadvertido.
Efectos fisiológicos del sobrepeso moderado en la función renal

El sobrepeso moderado en gatos puede afectar la función renal incluso en ausencia de enfermedad diagnosticada. Según Pérez-López et al. (2023), el índice de masa corporal alto se asoció con un incremento del índice de resistividad renal (RI) y concentraciones elevadas de SDMA en el grupo de gatos obesos.
La hiperfiltración glomerular inicial derivada del exceso de peso genera mayor presión intraglomerular, lo cual puede dañar la membrana basal y acelerar la pérdida de nefronas funcionales. Además, la acumulación de tejido adiposo visceral induce inflamación sistémica de bajo grado y estrés oxidativo renal, condición descrita en felinos como factor potencial de progresión a enfermedad renal crónica. Otro estudio transversal no halló diferencias significativas en creatinina o SDMA tras 12 meses en gatos con sobrepeso (Pérez-López et al., 2023), lo cual sugiere que los efectos pueden ser subclínicos y de progresión lenta; por lo tanto, la vigilancia temprana es clave.
Aquí tienes los factores y datos concretos que el estudio encabezado por Laura Pérez‑López y colaboradores (2023) identificó relacionados con la función renal en gatos con sobrepeso.
- El estudio incluyó 40 gatos clínicamente sanos: 14 con puntuación corporal normal (BCS = 5) y 26 con sobrepeso (BCS > 5).
- Se midieron los marcadores renales SDMA y creatinina al inicio y cada 6 meses, hasta un máximo de 12 meses.
- No se halló una asociación estadísticamente significativa entre sobrepeso y concentración de SDMA (p = 0,944) o creatinina (p = 0,319).
- Sí se observó que la edad (p < 0,001) y el sexo masculino (p = 0,007) influían en los valores de SDMA.
- En el grupo de sobrepeso, los triglicéridos se encontraron más elevados (mediana 85,5 mg/dl) respecto al grupo normal (mediana 46 mg/dl; p = 0,002).
- Los autores advierten que la duración del sobrepeso posiblemente no fue suficiente para evidenciar daño renal a largo plazo.
Estos hallazgos muestran que, en el corto plazo, el sobrepeso moderado no se asoció con alteraciones en los marcadores tradicionales de función renal en estos gatos; sin embargo, se planteó la necesidad de estudios longitudinales más extensos para evaluar los efectos acumulativos del exceso de peso.
Incremento de la presión intraglomerular y estrés oxidativo en gatos jóvenes
En los gatos jóvenes, una reserva nefrogénica inferior o una sobrecarga temprana pueden provocar hiperfiltración glomerular, generando un aumento de la presión intraglomerular y, por consiguiente, mayor daño hemodinámico renal.
Estudios en felinos revelan que los biomarcadores de estrés oxidativo, como las isoprostanas F₂-IsoPs, están significativamente elevados incluso en etapas iniciales de enfermedad renal (estadio 1 IRIS): valores plasmáticos de 96,2 pg/ml frente a los 22,8 pg/ml de gatos sanos.
Esta carga hemodinámica incrementada provoca activación de rutas proinflamatorias y oxidativas, aumentando la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS) y la expresión de citocinas como TNF-α. Como resultado, el intersticio renal sufre fibrosis inicial y se reduce la filtración glomerular efectiva.
En consecuencia, aunque los signos clínicos puedan no manifestarse en la juventud, el daño subclínico acumulado sienta las bases de una progresión hacia la enfermedad renal crónica. El monitoreo temprano de marcadores como SDMA y F₂-IsoPs, junto a estrategias de prevención nutricional, puede mitigar la sobrecarga intraglomerular en felinos susceptibles. (Martin Granick et al, Plasma and urinary F2-isoprostane markers of oxidative stress are increased in cats with early (stage 1) chronic kidney disease).
Rol de la nutrición en la salud renal de gatos prematuros con sobrepeso
En gatos nacidos prematuramente, la reserva funcional renal ya puede estar disminuida y el sobrepeso representa un factor de riesgo adicional. Una nutrición adecuada desde los primeros días favorece la maduración tubular y reduce la carga de trabajo sobre las nefronas restantes.

Estudios en felinos indican que dietas con densidad energética controlada, proteína de alta calidad y restricción de fósforo ayudan a mantener la masa corporal magra y estabilizar biomarcadores renales (Hall et al., 2018).
En el contexto prematuro, estas estrategias adquieren mayor importancia: la dieta debe estar formulada para evitar el exceso de grasa visceral, moderar la ingesta calórica y asegurar la hidratación y el aporte de ácidos grasos omega-3, ya que la inflamación reducida y una carga proteica optimizada pueden retardar la progresión de la lesión renal.
Si bien la evidencia directa en gatitos prematuros es limitada, la aplicación de estos principios puede marcar una diferencia en la preservación de la función renal a largo plazo.
Minerales y aditivos que agravan la función renal en gatos con peso elevado
Fosfatos inorgánicos (p. ej. fosfato sódico, ácido fosfórico, dibásico dicalcico).
- ➤ Altísima biodisponibilidad; elevan la fosfatemia y FGF-23.
- ➤ Provocan hiperfosfatemia, hiperparatiroidismo secundario y aceleran la progresión de la lesión renal.
- Fósforo dietético total alto (exceso de P en la ración).
- ➤ Aumenta la carga fosfórica renal; induce hiperfiltración y estrés tubular.
- ➤ Particularmente dañino si la relación Ca:P está desequilibrada.
- Cloruro sódico (NaCl, sal añadida).
- ➤ Puede incrementar la tasa de filtración glomerular y la retención de sodio.
- ➤ Eleva la carga hemodinámica renal; facilita la hipertensión y la sobrecarga renal.
- Aditivos fosfatados en procesados (emulsionantes, estabilizantes).
- ➤ Incrementan la absorción de fósforo disponible; elevan FGF-23 sistémico.
- ➤ A corto plazo aumentan la excreción renal de fósforo y el estrés renal.
- Antioxidantes sintéticos (BHA, BHT, TBHQ).
- ➤ Asociados a estrés oxidativo y posible citotoxicidad tubular en modelos animales.
- ➤ Pueden potenciar la inflamación renal cuando la reserva funcional es baja.
- Potenciadores de sabor con alto sodio (glutamato monosódico en exceso).
- ➤ Favorecen ingesta calórica y retención sodio; inducen cargas hemodinámicas.
- ➤ Indirectamente aceleran procesos de hiperfiltración y daño microvascular.
- Azúcares y subproductos de cocción (AGEs).
- ➤ Aumentan estrés oxidativo sistémico; promueven inflamación microvascular renal.
- ➤ Contribuyen a fibrosis intersticial en exposiciones crónicas.
Prevención dietética y manejo del peso en gatos renales prematuros

En los gatos nacidos de forma prematura, los riñones inmaduros presentan una capacidad limitada para filtrar y concentrar la orina. Cuando aparece sobrepeso, el exceso de tejido adiposo ejerce presión metabólica sobre los nefrones, favoreciendo el estrés oxidativo y la inflamación tubular. Por ello, la prevención comienza con una alimentación hipocalórica, altamente digestible y rica en antioxidantes naturales (vitamina E, taurina, luteína).
El control del fósforo y el sodio es esencial: una dieta con fósforo total inferior a 0,8 % y sodio menor a 0,3 % reduce la sobrecarga glomerular. Los ácidos grasos omega-3 (EPA y DHA) han demostrado proteger la microcirculación renal y mejorar la tasa de filtración. Asimismo, el uso de proteínas de alta calidad y baja producción de residuos (pavo, huevo, hidrolizados) ayuda a mantener masa muscular sin agravar la azotemia.
El seguimiento veterinario cada tres meses permite ajustar raciones, controlar la creatinina y prevenir recaídas metabólicas. Una nutrición precisa y una reducción gradual del 1 % semanal del peso corporal son claves para preservar la función renal a largo plazo.
Fórmulas hipocalóricas adaptadas a gatos con desarrollo renal incompleto
Fórmulas hipocalóricas adaptadas a gatos con desarrollo renal incompleto
1. Reducción controlada de la densidad energética
Las fórmulas diseñadas para gatos con inmadurez renal limitan la energía metabolizable entre 3200–3500 kcal/kg, lo que permite mantener un peso saludable sin inducir catabolismo muscular. Se logra sustituyendo carbohidratos refinados por fibras solubles (psyllium, pulpa de remolacha) que aportan saciedad y regulan la glucemia.
2. Proteínas de alta biodisponibilidad y bajo residuo nitrogenado
Se recomiendan proteínas hidrolizadas o de origen animal magro (pavo, conejo, huevo), con una concentración entre 28–32 %. Este rango evita la acumulación de urea y al mismo tiempo favorece el desarrollo muscular en etapas de crecimiento temprano.
3. Grasas funcionales protectoras del glomérulo
El contenido lipídico debe mantenerse en torno al 8–10 %, privilegiando los ácidos grasos omega-3 (EPA y DHA) provenientes del aceite de salmón. Estos lípidos modulan la inflamación renal y reducen la presión intraglomerular, según lo reportado por Pérez-López et al. (2023).
4. Minerales cuidadosamente restringidos
La relación calcio-fósforo debe situarse entre 1,3:1 y 1,5:1, con un fósforo total inferior a 0,8 %. También se limita el sodio (0,25–0,35 %) para prevenir hipertensión renal, y se incorporan quelantes naturales (como citrato cálcico o chitosán) para evitar la reabsorción fosfática.
5. Suplementos antioxidantes y nutracéuticos
La inclusión de vitamina E (200 UI/kg), taurina, L-carnitina y coenzima Q10 refuerza la defensa celular frente al daño oxidativo y mejora la eficiencia mitocondrial de los nefrones inmaduros.
6. Soporte hídrico y densidad proteica equilibrada
Se prefieren dietas húmedas (≈75 % de humedad), que aumentan el volumen urinario y reducen la carga osmótica. La densidad proteica se ajusta al peso ideal del gato, garantizando la preservación de la masa magra sin sobrecarga renal.
Estrategias de reducción progresiva del peso sin comprometer la función renal

Estrategias de reducción progresiva del peso sin comprometer la función renal
1. Evaluación metabólica y ajuste gradual del déficit calórico
La pérdida de peso debe ser lenta y controlada, limitando el déficit energético a un 10–15 % de las necesidades calóricas diarias para evitar el catabolismo proteico y la lipidosis hepática. Según Pérez-López et al. (2023), los gatos con sobrepeso sometidos a reducciones drásticas de calorías presentan aumentos transitorios de urea y creatinina séricas, lo que refleja una carga renal innecesaria. Por ello, el ajuste debe realizarse semanalmente en función del peso corporal y de los marcadores bioquímicos renales.
2. Control de la ingesta proteica sin inducir deficiencia
El aporte de proteínas debe mantenerse entre 28 y 35 % del total calórico, priorizando fuentes altamente digestibles (pavo, conejo, clara de huevo) y evitando carnes rojas o subproductos. Este equilibrio permite reducir la masa grasa sin afectar la preservación del tejido muscular, fundamental para sostener la tasa de filtración glomerular.
3. Uso de fibras funcionales y modulación de la saciedad
Las fibras fermentables (psyllium, inulina, pulpa de remolacha) inducen saciedad, estabilizan la glucemia y reducen el apetito sin alterar la absorción de nutrientes esenciales. Además, disminuyen la producción de metabolitos nitrogenados intestinales que podrían incrementar la carga renal.
4. Optimización del perfil lipídico y ácidos grasos protectores
El uso de grasas poliinsaturadas omega-3 (EPA y DHA) procedentes de aceite de pescado o algas reduce la inflamación glomerular y mejora la perfusión renal. La inclusión de L-carnitina (50 mg/kg) favorece la oxidación lipídica y previene la acumulación hepática de triglicéridos durante la pérdida de peso.
5. Mantenimiento de la hidratación y control del sodio
Los gatos con exceso de grasa corporal tienden a consumir menos agua, lo que agrava la concentración urinaria. Las dietas húmedas (≥75 % de humedad) y la incorporación de fuentes naturales de potasio (cloruro o citrato potásico) estimulan la diuresis y contrarrestan los efectos del sodio. El nivel óptimo de sodio debe situarse en 0,25–0,35 %, evitando incrementos que eleven la presión intraglomerular.
6. Seguimiento clínico mediante biomarcadores renales
Durante el proceso de adelgazamiento, deben monitorizarse parámetros como creatinina, SDMA, urea, densidad urinaria y proteínas urinarias (UPC) cada 4–6 semanas. Pérez-López et al. (2023) demostraron que, en gatos con obesidad moderada, los valores de SDMA y urea pueden mejorar significativamente si la reducción de peso se mantiene progresiva y controlada.
7. Soporte antioxidante y antiinflamatorio
El estrés oxidativo derivado de la lipólisis puede dañar los túbulos renales. Por ello, se recomiendan antioxidantes como vitamina E (200 UI/kg), taurina y coenzima Q10, junto con extractos naturales (té verde, cúrcuma) para preservar la integridad glomerular durante la pérdida de grasa corporal.
8. Adaptación del ejercicio físico
El aumento leve de actividad (juego interactivo, escaleras, juguetes móviles) estimula el metabolismo sin generar fatiga renal. Los ejercicios deben ser de baja intensidad y alta frecuencia, adaptados al estado físico y edad del gato.






















































